Debajo del ring, detrás de todas las luces, de las butacas y del ambiente de euforia que el Consejo Mundial de Lucha Libre provoca con cada caída, se esconden las catacumbas de la Arena México, un lugar poco explorado por los luchadores, que esconde secretos que lo hacen un lugar lleno de misticismo y para algunos, un sitio que provoca temor gracias a su naturaleza.

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Una pequeña puerta a un costado de uno de los túneles es lo que permite a quienes se atreven, adentrarse en este mítico lugar del inmueble ubicado en la callea Dr. Lavista 189 en la colonia Doctores, que según algunos rumores por parte de los miembros del equipo del CMLL, tiene una energía sobrenatural.

Al adentrarse en el sótano, la luz es el gran ausente y apenas un par de focos son los que iluminan un ambiente que recibe a sus visitantes con una sensación extraña, como si la vibra de todos los que en algún momento pisaron la arena inaugurada en la década de 1920 permaneciera ahí.

Si uno dirige su mirada hacia el lado izquierdo, puede alcanzar a ver el ring, que cada martes, viernes y domingo emociona a miles de espectadores, sin embargo, detrás de esas butacas que albergan cientos de emociones, hay un lugar lúgubre, que en algún momento llegó a fungir como el lugar de resguardo Circo Atayde Hermanos visitaba ‘La México‘.

¿Cómo son las catacumbas de la Arena México?

Por otra parte, si al entrar, la vista se dirige al lado derecho, puede encontrarse con unas jaulas que hace muchas décadas resguardaron a los tigres. Las catacumbas se sienten como si fueran un túnel del tiempo, un sitio que refleja el paso del tiempo con diversos objetos de tiempos pasados, tales como un televisor o la antigua consola de audio con la que se sonorizaron cientos de eventos luchísticos.

Mientras uno se adentra, la sensación de que hay algo escondido entre las sombras no hace más que aumentar y al mismo tiempo que el espacio se hace más estrecho, la sensación de sentirse observado crece.

En un lugar prohibido para entrar, está un pequeño espacio, donde pareciera que entrar es imposible, sin embargo, según los propios integrantes del CMLL, dentro de aquel túnel que permite darle una vuelta a la Arena México, está una muñeca, la cual no se sabe si perteneció a una infante en algún momento, pero hoy, tiene un alambre que rodea su cuello.

Según muchas personas mayores que han experimentado eventos paranormales, “Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos“, sin embargo, es imposible no sentir que algo recorre tu cuerpo cuando estás por debajo de algo que no te permite ver más allá de lo que los pequeños focos te dejan.

Difunto revela las experiencias paranormales que pasan en la Arena México

Con varias décadas detrás, son incontables las personas que han pasado por la Arena México, que detrás de sí, esconde miles de anécdotas sobrenaturales que helarían la sangre del más valiente, sin embargo, Difunto, hoy Rey del Inframundo, no esconde que lo que vivió en sus primeros días en la Ciudad de México con el Consejo Mundial de Lucha Libre no fue de este mundo.

“Fue en La Gran Alternativa. En esa ocasión se acabó la función, tu servidor y algunos compañeros estábamos tomándonos un refresquito en vestidores ya casi para irnos, yo tenía poco viniendo aquí a la CDMX y en eso se asomó un señor ya grande de unos 70 años, y dijo, ‘ah, siguen aquí’, y se retiró, un compañero dijo, ‘ah chinga, yo no había visto a ese señor, si yo tengo muchos años aquí’”, explica.

Son muchas las personas que función con función trabajan para que el respetable tenga el mejor espectáculo posible, sin embargo, el desconocimiento de su acompañante por la persona que se acercó hace todavía más tenebroso el desenlace de esta historia.

“Cuando nos asomamos de la puerta de los vestidores hacia afuera, es un pasillo grande y en cuestión de segundos, ya no había nadie, era una persona grande, que no pudo correr, ni mucho menos esconderse”, acepta, con la mirada de quien sabe que presenció algo paranormal.

La México tiene vibras sobrenaturales

Si bien lleva poco tiempo yendo a ‘La México‘, Difunto reconoce que el saludo del señor septuagenario, esta no fue la única vez que se enfrentó a algo perturbador en la “la Catedral de la lucha libre mexicana“.

“Contando un poco las historias y ya conociendo mi casa, que es la Arena México, sí, creo que se da mucho, que se aparezcan personas, o se escuchen ruidos. Hace como tres meses, estaba sentado en las escaleras con otro compañero mío que estaba como a cuatro metros de mí y sentí que me tocaron la costilla, volteé y no era él, me levanté y hoy ya no camino por esos lugares, sí me dio un poco de miedo, porque nada más estábamos él y yo”, concluye.

Difunto trabajó en una funeraria antes de ser luchador del CMLL

Mucho antes de convertirse en luchador del CMLL, Difunto tuvo otros empleos, uno de ellos ligado a la defunción de las personas en una funeraria, donde a pesar de que su rol era cobrarle a los clientes, la vida lo enfrentó cara a cara con la muerte.

“Un día me tocó ver a un señor de lejos, le levanté la mano y seguí mi rutina, como a las tres horas, llega alguien y me dice, ‘¿qué crees?, se murió fulano de tal’, le digo, ‘no te creo si lo acabo de ver hace tres horas’, ‘acabo de pasar por su casa’, me dice, ‘lo acabo de ver, lo saludé, lo saludé de lejos, porque pasé de rápido’, me dice, ‘falleció aquí en mi casa, el servicio que pedimos era para él, porque era mi primo'”, cuenta, con la frialdad de quien sabe que tuvo un encuentro con la muerte.

Difunto confiesa que su mayor miedo es la muerte

Si bien encarna al Difunto con más vida dentro de la Seria y Estable, el gladiador del inframundo no esconde que sí hay algo a lo que teme y precisamente, es enfrentarse con la muerte, a quien reconoce como su más grande miedo.

“No sé si todos le temen o realmente yo no estoy preparado todavía para eso, pero sí, la muerte es lo que más miedo me da, poder dejar este mundo y poder dejar mi familia, mis seres queridos, mis amigos, mis amistades, mi esposa, mis hijos, creo que es a lo que más temo”, explica.

Aún y con eso, Difunto no le tuvo miedo a salir de un ataúd en sus primeras presentaciones con el CMLL y aunque salir de un cajón de madera podría tomarse como un mal augurio, a él le cambió la vida.

“Cuando debuté en Guadalajara, yo salía en un ataúd y los compañeros me decían que si no me daba miedo o algo, pero realmente no, me sentí muy cómodo desde el primer momento que porté este personaje, este equipo, creo que se transformó y me transformé, realmente, lo sentí como muy propio el personaje, sentí que me desarrollé más, pero absolutamente nada afuera de lo normal”, sentencia.

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