El Clásico Regio 141 terminó con un sabor amargo para ambos bandos. Tigres dejó escapar el liderato del Apertura 2025, y ahora lo observa en poder de Cruz Azul. Mientras que Monterrey se estancó en el quinto lugar, incapaz de aprovechar su localía y subir más peldaños. En la batalla por el orgullo regiomontano hubo emociones y dramatismo, pero ninguno rompió el equilibrio. El 1-1 selló una noche de poder sin vencedor en el norte.

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La cima del torneo estuvo en juego. Tigres llegó con la oportunidad de ganarse el liderato, impulsado por el empate de Toluca, mientras que Monterrey buscó imponer su autoridad en casa y trepar hasta el podio de la clasificación. Era más que un partido en el Gigante de Acero, fue un duelo directo por el dominio del norte e incluso de la clasificación del torneo.

Uno de los mejores ataque del torneo como el universitario quiso ser protagonista y encendió las alarmas en la zaga albiazul. Ozziel Herrera probó suerte con un disparo cruzado que cimbró el poste. Poco después, un error insólito de Sergio Ramos dejó el balón servido para Ángel Correa, pero el argentino perdonó el regalo del español. Rayados titubeó en defensa, y su líder europeo no ofreció la seguridad que su nombre siempre promete.

El Clásico se volvió un ida y vuelta, con peligro en ambas porterías. Ramos quiso redimirse y ganó todos los duelos por arriba; en uno de ellos remató con potencia, pero Nahuel respondió con reflejos felinos. Más tarde, Lucas Ocampos tuvo el gol frente al arco, pero su disparo se fue desviado. La Pandilla perdonó en los momentos clave, y el grito de gol quedó ahogado entre el rugido de las gradas.

Rayados se descompuso y todo se le complicó en casa a la media hora de juego. Tigres aumentó la presión y empujó a su máximo rival hacia el error. Jorge Rodríguez cortó una oportunidad manifiesta de gol y derribó a Ángel Correa con una entrada temeraria sobre el tobillo. El árbitro no dudó tarjeta roja directa para el Corcho.

La emoción no terminó ahí. En el último minuto del primer tiempo, Jesús Ángulo trabó a Germán Berterame dentro del área y el silbante no dudó en señalar penalti, además de mostrar la roja directa al Stitch. El ambiente se calentó aún más cuando Sergio Ramos y Sergio Canales decidían quién ejecutaría la pena máxima. El español del dorsal ’10’ tomó el balón, disparó con frialdad y venció a Nahuel Guzmán. El local cerró la primera mitad en éxtasis con la ventaja a pesar de la superioridad felina.

En el complemento, Tigres resurgió con el ingreso de su emblema. André-Pierre Gignac entró al campo. El francés contagió carácter y encendió la esperanza felina. Su sola presencia inspiró la reacción. Ángel Correa tomó la pelota, encaró y, entre la marca de Sergio Ramos y Stefan Medina, dejó el camino listo para que Juan Brunetta definiera. Entre los dos argentinos tejieron el empate. Minutos después, el propio Gignac estuvo cerca de consumar la voltereta, pero sus disparos se fueron apenas desviados.

El Clásico Regio terminó sin vencedor. Tigres dejó ir el liderato mientras que Monterrey desperdició su localía y se quedó varado en el quinto escalón de la tabla. Hubo orgullo, intensidad y una guerra sin tregua en el Gigante de Acero, pero el empate apagó las aspiraciones de ambos rumbo a las primeras posiciones.

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