Víctor Cota ha sido mi maestro desde que yo todavía estaba en la adolescencia. Uno de sus consejos es que el ser humano debe mantenerse lejos de la soberbia, por mayor que sea el éxito logrado. Víctor Manuel Cota León es el máximo historiador boxístico en México y uno de los tres mejores del mundo en la especialidad.

Autor de distintos libros, Cota ha compartido con el autor de estas líneas las Redacciones de La Afición y el ESTO (él, como columnista en la OEM).

Cota fue el consejero principal de Don José Sulaimán desde los años 70 y pieza vital de su contacto con la prensa. Los escritores de antaño guardaban un respeto especial hacía el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, en buena parte gracias a la presencia y los buenos oficios de Cota.

Don Víctor conoce tanto de boxeo, que Eduardo Lamazón admite que su acervo no sería igual de no ser por las enseñanzas de nuestro admirado colega. Me considero afortunado de haber compartido con Cota las enseñanzas del periodista sabio Antonio Andere, uno de los grandes directores del diario ESTO y también Director de La Afición, donde yo comencé mi trayectoria junto a mi hermano Gonzalo Camarillo.

El sábado anterior, el Hipódromo de las Américas rindió homenaje a este personaje identificado mundialmente como el señor Cota o el maestro Cota. En el tercer piso del edificio de ese escenario hípico se colocó un exhibidor, con una réplica en gran tamaño del cinto verde y oro del WBC, junto a fotografías del homenajeado en diferentes etapas de su existencia, una de ellas que él calificó como su favorita, junto a Muhammad Alí, en su casa de Beverly Hills. El colega Francisco Posada fue el organizador principal y Cota lució sorprendido, feliz y satisfecho, al hacer acto de presencia sin saber de qué se trataba. Cota asistió al óvalo de Sotelo supuestamente sólo para acompañar a Mauricio Sulaimán, quien premió al ganador de la décima y estelar carrera. Queda para la anécdota el aguacero bajo el cual el líder del WBC felicitó al jinete triunfador.