Vaya escándalo que se armó en el seno de la Federación Mexicana de Futbol, cuando irresponsablemente, hace unos días, dieron a conocer un escueto comunicado en el que se mencionaba que: “ante una solicitud se abrió una investigación, de acuerdo a los protocolos establecidos, en la Selección femenil Sub-20 y para garantizar la imparcialidad, temporalmente, se ha suspendido al cuerpo técnico”.

En mi opinión, no podía ser más desafortunado dicho comunicado. Por principio de cuentas ¿En dónde quedó la presunción de inocencia?, antes de siquiera iniciar una investigación, prácticamente, ya estaban señalando a un culpable.

¿Qué era tan difícil realizar la investigación y una vez con los resultados en mano darla a conocer a la luz pública?, sobre todo, tomando en cuenta que aparentemente se trató de una “denuncia anónima”.

¿Qué no les dio su “brillante cabecita” para medir los alcances que esto podría tener?, que al “lanzar al viento” una velada acusación, con toda seguridad provocaría una serie de especulaciones (tal y como ocurrió) dándole rienda suelta a la maledicencia popular.

¿No se imaginaron por un momento que le estaban dando carne a los lobos y lo que esto iba a provocar?, dieron pie a que se jugara con la reputación y con la dignidad de los involucrados.

¿O qué creían que toda la prensa tiene ética y profesionalismo? Era muy predecible que, en muchos casos, la nota iba a ser tratada con amarillismo y sensacionalismo. De inmediato se empezó a hablar de “abuso y acoso sexual”, poniendo en el ojo del huracán a Marigol Domínguez. ¿No era más fácil “investigar” antes de lanzar la primera piedra?

¿No hubo quién les alertara de la gravedad que esto podía tener? En una de esas, estaríamos no ante una falta administrativa en materia deportiva; sino, frente a un delito, con la agravante que podría involucrar a menores de edad en una cuestión de género.

¿Y todo para qué?, para que “nos salieran con su domingo 7”, que: “No se encontraron pruebas de acoso ni abuso sexual. Se hallaron evidencias de falta de liderazgo y conductas inapropiadas compartiendo decisiones e información que privilegiaban a un grupo de jugadoras”.

Se metieron en camisa de 11 varas. Nadie les cree. A dos semanas de que inicie el Mundial en Costa Rica, no parecen suficientes motivos.

Quedan muchos cabos sueltos. Puede ser que “alguien” haya quedado impune o que a las víctimas (si es que existieron) no se les haya hecho justicia. Mancharon irreversiblemente el nombre de mucha gente ¿Quién lo repara?